Las primeras manifestaciones artísticas aparecieron durante el Paleolítico Superior (40.000- 30.000 a. de C.). Estas muestras de pintura rupestre son obra del Homo sapiens (final del Paleolítico) y se concentran en el suroeste de Francia y en la región cantábrica. Las cuevas de Altamira (Cantabria, estuvo habitada desde el 35.000 hasta el 13.000 a.C.) constituyen uno de sus máximos exponentes. Ciertas zonas de las cuevas presentan pinturas poco visibles, por lo que podrían ser santuarios.
Los motivos predominantes son animales , entre los que sobresalen los grandes herbívoros, como bisontes, ciervos, etc., figuras humanas, a menudo con marcados atributos sexuales o con rasgos de animales, y signos abstractos de difícil interpretación.
Las principales características técnicas y formales de estas pinturas son las siguientes:
- La representación naturalista de los animales, cuya perfección es sorprendente.
- El empleo abundante del color, con preferencia del rojo y el negro.
- El aprovechamiento de los entrantes y salientes de la pared para dotar de volumen a las figuras representadas.
- La ausencia de composición: no se representan escenas, sino figuras aisladas o independientes entre sí, a menudo superpuestas y siempre desordenadas.
El significado de estas obras es controvertido y se han elaborado diferentes teorías, aunque es muy difícil demostrar la validez de alguna de ellas. La más clásica y tradicional es la que considera la realización de estas pinturas como parte de un ritual mágico, cuyo objetivo sería propiciar la fertilidad y la caza de los animales representados.
La pintura levantina se desarrolló durante el periodo del Epipaleolítico y el Neolítico (10.000 y el 3000 a.C.). Durante esta etapa se desarrolló en la Península Ibérica el arte rupestre levantino con claras diferencias sobre el anterior. El “arte” postpaleolítico peninsular es llamado “arte levantino” por hallarse localizado en cuevas y abrigos de la región levantino-mediterránea (Albarracín en Teruel, Cogull en Lérida, Alpera en Albacete, Valltorta en Castellón...). Muchas de estas pinturas no se encuentran en cuevas, sino al aire libre, en abrigos u oquedades de acantilados, lo que demuestra unas condiciones climáticas más favorables.
- Los temas predominantes difieren de los de la pintura cantábrica del Paleolítico: escenas de caza, luchas de guerreros, danzas rituales de mujeres en torno a un jefe, recolección de la miel, etc. con un claro sentido narrativo
- Más distintas aún son las características técnicas y formales: figuras esquemáticas, utilización muy escasa de los colores, y composiciones narrativas que describen una actividad; todo ello frente al naturalismo, la policromía y la ausencia de composición de la pintura cantábrica.