11.03 (132) Explica la organización política del Estado franquista

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El régimen de Franco supuso una adaptación del fascismo a las condiciones especiales de España. Se legitimó tras ganar la guerra y fue muy autoritario. El Estado que surgió entonces fue una mezcla de una dictadura militar y un estado fascista. Sus rasgos principales son:

  1. Autoritarismo: Suprime la Constitución de 1931, clausura las Cortes y prohíbe todos los partidos políticos y sindicatos. Sólo habrá un partido y un sindicato. El militarismo impregna la vida cotidiana; los símbolos militares y la organización del Ejército se reflejan en los emblemas.
  2. Caudillismo: Concentración de todos los poderes en la figura de Franco. Al acabar la guerra tomó el título de Caudillo de España. Era el Jefe del Estado, del Gobierno, del Ejército y del Partido. Se establece el culto a la personalidad. El providencialismo era resaltado (Caudillo de España por la gracia de Dios).
  3. Unitarismo y centralismo: Abole los estatutos de autonomía y españoliza a la población catalana, vasca y gallega (se prohíben las lenguas vernáculas). La asignatura que fomentaba estos ideales se llamaba Formación del Espíritu Nacional.
  4. Represión de la oposición: Se persigue a los simpatizantes de la República (republicanos, socialistas, comunistas, anarquistas, etc.) durante todo su mandato. El concepto de “rojo” se extiende a todos los que se oponen a su régimen. Cuando España es admitida en los organismos internacionales, la propaganda se ceba en el anticomunismo.
  5. Catolicismo: La Iglesia católica se identificó con la sublevación señalando la causa nacional como una cruzada contra el comunismo. El régimen fue definido como nacional-católico y dio a la Iglesia un control absoluto sobre la vida social.

Un objetivo prioritario de Franco, tras su victoria en la Guerra Civil, era la creación de un nuevo Estado, cuya configuración concreta estaba todavía por definir. En este sentido, Franco únicamente tenía claro que sería un Estado autoritario, nacionalista y católico, en el que él mismo ejercería la máxima autoridad con el apoyo incondicional del Ejército, y cuya imagen exterior debería girar en torno a la defensa de la religión y la lucha contra el comunismo.

En el afán de ganarse el apoyo de las democracias occidentales, vencedoras de la de la II Guerra Mundial, la propaganda franquista empezó a calificar al nuevo régimen como democracia orgánica. La democracia orgánica partía del hecho de que los órganos naturales de asociación eran tres: la familia (donde se nace), el municipio (donde se vive) y el sindicato (donde se trabaja). Por tanto, la democracia verdadera sería la que recogiera la representación de estos tres órganos naturales de la sociedad y no de los partidos políticos. Se trataba de presentar al exterior una organización política con la apariencia de un Estado de derecho. Para ello se elaboró un conjunto de Leyes Fundamentales (equivalentes a una Constitución), que pretendían proporcionar al franquismo una imagen de Estado democrático a su manera. Estas Leyes Fundamentales eran solamente una fachada jurídica para ocultar la férrea dictadura militar de Franco. En conjunto quieren parecer una Constitución pero no lo son. Destacan:

  1. Ley Constitutiva de Cortes (1942): Las define como el órgano de participación del pueblo español en las tareas del Estado. Sus representantes se llaman procuradores y son designados por el poder (ministros, Consejo Nacional del Movimiento y Organización Sindical, alcaldes, rectores de Universidad y altas jerarquías eclesiásticas).
  2. Fuero de los Españoles (1945): Pretende aparentar que en la España franquista hay libertades.
  3. Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958): Se reafirma en el partido único, que cambia de nombre, y dice que todos los altos cargos civiles y militares sean considerados miembros natos del Movimiento.
  4. Ley Orgánica del Estado (1966): Separa los cargos de Jefe del Estado y Presidente del Gobierno, se aumenta el número de procuradores a Cortes, se afianza la institución monárquica y se pueden crear asociaciones con fines pacíficos.

Para controlar el aparato productivo del país, se estableció una organización sindical en la que se encuadró de forma obligatoria a empresarios, técnicos y obreros, agrupados por ramas o sectores de producción. El nombre de sindicatos verticales, deriva de este criterio de agrupación por ramas. Su fundamento ideológico era el principio fascista de que no existían conflictos entre trabajadores y patronos, sino armonía social e intereses comunes entre todos los españoles.