12.10 (151) Analiza el impacto de la amenaza terrorista sobre la normalización democrática de España, describe la génesis y evolución de las diferentes organizaciones terroristas desde la transición democrática hasta nuestros días (ETA, GRAPO, etc)

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La transición española no fue pacífica. La violencia estuvo presente durante todo el proceso a través de grupos terroristas de extrema derecha y de extrema izquierda y, a veces, de las propias fuerzas policiales, como en el caso, entre otros muchos, del estudiante grancanario Javier Fernández Quesada, asesinado por la Guardia Civil en La Laguna en el año 1977. El objetivo era impedir una transición pacífica hacia la Democracia, provocándose entre sí los grupos más extremos en una espiral violenta que se retroalimentaba mutuamente.

La extrema izquierda estuvo representada sobre todo por ETA, FRAP y GRAPO. Estos grupos practicaron todo tipo de asesinatos, atentados y secuestros, que hicieron coincidir con los momentos claves de la transición. La extrema derecha actuó contra personas e intereses de la izquierda y de ETA, con el apoyo encubierto de la policía (GAL, etc).

Entre 1975 y 1983 murieron centenares de personas, víctimas de la violencia terrorista de la extrema derecha y de la izquierda, y también de fuerzas policiales aparentemente “descontroladas”.

Será sobre todo ETA, quien va a intensificar su sangrienta campaña de desestabilización. A lo largo de sus 50 años de existencia, ETA cometió casi 1.000 asesinatos, incluyendo niños. No solo asesinó, sino que también extorsionó a los empresarios (“impuesto revolucionario“) y a amenazaba los miembros de otras formaciones políticas. Surgió en este tiempo una Asociación de Víctimas del Terrorismo con el fin de coordinar actuaciones para aminorar el daño causado por la banda terrorista.

Aunque el terrorismo etarra fue derrotado por el Estado democrático y la mayoría ciudadana, surgió otro tipo de terrorismo internacional de base islamista radical (yihadista). Es este un terrorismo mucho más difuso, sin una organización piramidal ni estructura clara que permita ser desarticulado con facilidad. Opera por medio de células autónomas, sin conexión entre ellas, y atacan con cualquier medio (coche, camión, avión, cuchillos, fusiles, …), con la dificultad añadida de que a estos terroristas absolutamente fanatizados no les importa morir en los atentados, todo lo contrario, suponen un timbre de gloria y honor ante Allah y otros individuos igualmente fanatizados.

Por su propia ausencia de una estructura piramidal es muy difícil de desarticular. Sin embargo, unas bien preparadas Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, con el apoyo de la inmensa mayoría ciudadana, están consiguiendo controlar los atentados con notable eficacia.