En 1933, Azaña dimitió como jefe del gobierno y Alcalá-Zamora decidió convocar nuevas elecciones, que desembocará en el bienio radical-cedista. Tras su victoria en las elecciones generales de noviembre-diciembre de 1933, la derechista CEDA y el centrista Partido Radical iniciaron una colaboración parlamentaria y gubernamental, cuyo evidente propósito consistía en rectificar la labor del gobierno anterior y detener las reformas iniciadas.
Causas
En este sentido, los dos años de gobierno radical-cedista fueron una auténtica contrarreforma cuya intención era aniquilar la labor reformista del bienio reformista:
- Aprobación de una Ley de Amnistía que favoreció a los militares y monárquicos encarcelados por participar en el fallido golpe de Estado antirrepublicano de 1932, encabezado por el general Sanjurjo.
- Puesta en marcha de una auténtica contrarreforma agraria que significó el bloqueo del proceso iniciado por el gobierno precedente. Estos hechos agudizaron los conflictos campesinos.
- Ralentización del programa de construcción de escuelas públicas.
- Suspensión del Estatuto de autonomía de Cataluña.
Durante el mes de octubre de 1934 se produjo un intento de conquista del poder, por parte de la izquierda, por medio de una insurrección armada. El detonante de la revolución fue la formación de un nuevo gobierno donde se incorporaron por primera vez tres ministros de la CEDA lo que se interpretó como un intento de formar un gobierno más reaccionario. Además en el contexto internacional se había producido la subida al poder de Hitler en Alemania lo que provocó, en la izquierda, el temor a que España pudiera virar hacia un régimen fascista. En su preparación y realización intervinieron coaligados comunistas, anarquistas y socialistas, aunque fueron estos últimos los verdaderos protagonistas y promotores de la acción revolucionaria.
Desarrollo
La UGT convocó la huelga general nacional para el día 5 de octubre. Sin embargo, la sublevación fue un fracaso en la mayor parte del país, porque el ejército sofocó con facilidad los focos huelguistas. Solo adquirió importancia en Madrid, Vizcaya, Barcelona y Asturias, pero en las tres primeras tuvo corta duración. El único lugar en que triunfó la insurrección fue Asturias.
En Asturias los mineros (dirigidos por anarquistas, socialistas y republicanos, y organizados en columnas armadas) tomaron pueblos y cuarteles de la Guardia Civil, sustituyendo Ayuntamientos por comités revolucionarios, y sitiaron Oviedo. Los obreros consiguieron ocupar por las armas toda Asturias y proclamaron la Revolución Socialista de los Consejos Obreros. El gobierno envió al ejército africano, al mando del general Franco, para reprimir el levantamiento y, aunque la resistencia asturiana se prolongó durante varios días, los insurrectos fueron derrotados con una durísima represión (el balance de casi 1500 muertos y 5000 detenidos demuestra la radicalización del conflicto, que fue un preludio de la violencia de la Guerra Civil).
En Cataluña, ante el temor de la formación de un gobierno de derechas por la pérdida autonomía y de competencias, Lluís Companys (presidente de la Generalitat) proclamó la República Catalana. La rebelión fue rápidamente reprimida mediante la declaración del estado de guerra y la encarcelación del gobierno autonómico y de líderes de la revolución (Azaña, Largo Caballero). La autonomía de Cataluña quedó suspendida temporalmente.
Consecuencias
La revolución de octubre provocó una fuerte polarización política y una radicalización de posiciones, tanto de izquierda como de la derecha. Por parte de la derecha, Calvo Sotelo fundó el Bloque Nacional, con el que pretendía ofrecer una alternativa a la República, que consistía en una monarquía tradicional basada en una autoridad fuerte. Por parte de la izquierda, la dura represión impulsó una concentración de fuerzas, que desembocó en la creación del Frente Popular.
Tras la revolución de octubre la CEDA aumentó su influencia en el gobierno presentando un proyecto de modificar la Constitución (restringir las autonomías, abolir el divorcio y negar la socialización de la propiedad). El proyecto no llegó a aprobarse por la crisis interna del gobierno, provocada por la falta de entendimiento entre Lerroux y Alcalá Zamora (presidente de la República) y una serie de escándalos de corrupción dentro del Partido Radical (escándalo del estraperlo). La situación se enrareció y el gobierno perdió la mayoría parlamentaria, ante lo cual Alcalá Zamora convocó elecciones para 1936.