05 Distribución territorial de la población

Imagen de Francisco J. Calzado

1. Introducción y herramientas de análisis

Cuando hablamos de la distribución territorial de la población, nos referimos a cómo se asientan las personas sobre el territorio y por qué lo hacen de esa manera, creando zonas muy pobladas y otras casi vacías. Para estudiar este fenómeno en Geografía, necesitamos un buen conjunto de herramientas que nos permitan analizar la realidad con precisión.

Lo primero es entender que el resultado de nuestro análisis depende de la escala que utilicemos. No es lo mismo observar la población de un municipio que la de una comunidad autónoma o la del conjunto de España. Por ello, los geógrafos trabajamos con distintas unidades territoriales, como los municipios, las provincias o las comunidades autónomas. Es fundamental ser coherentes con la escala y la unidad elegida para poder hacer comparaciones válidas.

El indicador más conocido es la densidad de población (habitantes por km²), pero a menudo resulta insuficiente. Una provincia puede tener una densidad media baja, pero ocultar que casi toda su población se concentra en la capital, dejando el resto del territorio prácticamente deshabitado. Por eso, complementamos este dato con medidas de concentración y dispersión.

Para afinar aún más, Eurostat (la oficina de estadística europea) ha desarrollado una metodología muy útil llamada DEGURBA (Grado de Urbanización). Este sistema clasifica todos los territorios en tres categorías: ciudades (zonas densamente pobladas), zonas periurbanas (o zonas de densidad intermedia) y zonas rurales (zonas de baja densidad). Su gran ventaja es que se basa en una rejilla de celdas de 1 km², lo que permite una comparación muy precisa y estandarizada entre todos los países de la Unión Europea. No obstante, en España, a nivel práctico y para muchas políticas, se sigue usando un umbral más sencillo: considerar urbanos a los municipios de más de 10.000 habitantes.

Las fuentes de datos de las que obtenemos toda esta información son, principalmente, el Padrón Continuo y el Censo de Población, ambos elaborados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El Padrón nos ofrece una foto anual, a 1 de enero, de cuántos somos y dónde vivimos a nivel municipal, mientras que el Censo, que desde 2021 se basa en registros administrativos, nos da un nivel de detalle extraordinario sobre nuestras características.

2. Patrones espaciales actuales de poblamiento en España

Si observáramos un mapa de la distribución de la población en España, veríamos un patrón muy claro y fuertemente contrastado. La población española está muy concentrada en puntos muy concretos: las grandes áreas metropolitanas, los archipiélagos y casi toda la franja costera, especialmente la mediterránea. Frente a esta España dinámica y densa, encontramos una inmensa España interior de muy baja densidad, un territorio muy extenso salpicado apenas por las capitales de provincia y algunas ciudades de tamaño medio que actúan como islas de dinamismo.

Las cifras lo confirman. Las Áreas Urbanas Funcionales (AUF), que incluyen una ciudad principal y su entorno de influencia, de Madrid (con cerca de 7 millones de habitantes) y Barcelona (con más de 5 millones) son los dos gigantes demográficos del país. Les siguen a distancia las áreas de Valencia, Sevilla, Málaga, Bilbao o Zaragoza.

Este modelo de litoralización es evidente en el arco mediterráneo, que forma un corredor casi continuo de alta densidad desde Girona hasta Murcia, y en menor medida en los ejes atlántico y cantábrico. Los archipiélagos balear y canario son también focos de altísima concentración, impulsados por el turismo y los servicios.

El contraste es brutal si comparamos la densidad de provincias como Madrid o Barcelona con las de Soria, Teruel o Cuenca, que se encuentran entre las más despobladas de Europa. La imagen que nos ofrecen las rejillas de 1 km² es reveladora: una inmensa mayoría de la población española vive en un porcentaje muy pequeño del territorio.

A pesar de este panorama de vaciamiento interior, existen algunos ejes interiores que muestran un notable dinamismo. El más importante es el valle del Ebro, un corredor que conecta el Cantábrico con el Mediterráneo. También destacan los entornos de ciudades como Valladolid, Burgos o León, cuyo crecimiento se apoya en su buena accesibilidad y su papel como nudos industriales o logísticos.

3. Factores explicativos de la distribución

El mapa actual de la población española no es fruto del azar, sino el resultado de un largo proceso histórico en el que han interactuado múltiples factores. Podemos agruparlos en cuatro grandes bloques.

En primer lugar, los condicionantes físicos. La geografía de la Península Ibérica, con una elevada Meseta central y grandes cordilleras que la rodean y la atraviesan (Pirineos, Sistema Central, Cordilleras Béticas, etc.), ha dificultado históricamente la comunicación y el asentamiento en muchas zonas. Por el contrario, los valles de los grandes ríos (Ebro, Guadalquivir) y las llanuras litorales siempre han sido áreas más favorables para la agricultura y el poblamiento. El clima y la disponibilidad de agua también han sido decisivos.

En segundo lugar, los factores históricos y demográficos. El gran cambio se produjo en el siglo XX. La industrialización concentró la actividad económica y, por tanto, el empleo, en regiones muy concretas como Cataluña, el País Vasco, Madrid y Valencia. Esto provocó el gran éxodo rural entre 1950 y 1980, un masivo trasvase de población desde el campo a estas nuevas áreas industriales. Desde el año 2000, la inmigración internacional ha reforzado la concentración en las grandes ciudades y en la costa, mientras el interior, incapaz de atraer a esta nueva población, ha seguido envejeciendo por la marcha de sus jóvenes y una natalidad muy baja.

En tercer lugar, el modelo económico y las infraestructuras. El paso de una economía industrial a una basada en los servicios (terciarización) y el turismo ha consolidado el poder de atracción de las metrópolis y las zonas costeras. Madrid, Barcelona, Valencia, Málaga y los archipiélagos son los grandes centros de una economía de servicios que depende de aeropuertos, puertos y nodos logísticos. La red de autovías y alta velocidad ferroviaria ha reforzado estos ejes, conectando los polos más dinámicos y, a menudo, dejando al margen a los territorios con menor peso demográfico.

Finalmente, hay factores más recientes como el precio de la vivienda, que expulsa a la población joven de los centros de las grandes ciudades hacia coronas metropolitanas más asequibles. El teletrabajo, impulsado por la pandemia, ha permitido a algunos profesionales mudarse a ciudades intermedias o zonas rurales bien conectadas, aunque su impacto sobre el mapa general es, por ahora, limitado.

4. Evolución reciente (siglo XX–XXI)

El patrón de distribución actual es el resultado de varias fases decisivas que han tenido lugar en los últimos 70 años.

  • 1950–1980: Éxodo rural y metropolización. Es la etapa del gran cambio. Millones de personas abandonaron las zonas rurales del interior para buscar trabajo en los polos industriales de Madrid, Barcelona, Bilbao, Valencia o Sevilla, y también en el extranjero. El resultado fue un rápido vaciamiento de la España interior y el crecimiento masivo y, a menudo, desordenado de las periferias de las grandes ciudades.
  • 1980–2007: Terciarización y litoralización. Con la entrada en la Unión Europea y el auge económico, el modelo se consolida. La industria pierde peso frente a los servicios y la construcción. El turismo y el boom inmobiliario refuerzan la concentración de población en los corredores litorales y las áreas metropolitanas. La llegada masiva de inmigración internacional a partir de finales de los 90 aceleró aún más este patrón.
  • 2008–2013: Crisis y freno migratorio. La crisis económica y el estallido de la burbuja inmobiliaria supusieron un parón brusco. La inmigración se frenó en seco e incluso se produjeron retornos y la salida de jóvenes españoles al extranjero. El crecimiento de muchas periferias residenciales se detuvo y los flujos migratorios se reorientaron hacia las pocas zonas que mejor resistían la crisis.
  • 2014–2019: Recuperación y reurbanización selectiva. La economía empezó a recuperarse y con ella regresaron los flujos migratorios. Las grandes áreas urbanas volvieron a ser el principal foco de atracción. En los centros de las ciudades más dinámicas y turísticas (Barcelona, Madrid, Málaga, Baleares) se intensificaron los procesos de gentrificación y las tensiones por el encarecimiento de la vivienda.
  • 2020–2025: Pandemia, movilidad residencial y teletrabajo. La pandemia de la COVID-19 introdujo una nueva variable. Durante 2020 y 2021, el auge del teletrabajo provocó una pequeña pero significativa desconcentración de población desde los centros de las grandes ciudades hacia sus coronas periurbanas y hacia ciudades intermedias bien conectadas. Aunque este movimiento se ha moderado, ha demostrado que los patrones de movilidad residencial pueden cambiar, si bien los grandes ejes metropolitanos y litorales siguen dominando el mapa demográfico.

5. Consecuencias territoriales y socioeconómicas

Este modelo de distribución tan desequilibrado tiene profundas consecuencias para el territorio y la sociedad española, creando una auténtica brecha entre la España dinámica y la España en declive.

  • Demográficas y sociales: En el interior rural predomina el envejecimiento extremo, la baja natalidad y, a veces, la masculinización (hay más hombres que mujeres en edades activas, pues ellas tienden a emigrar más). Las proyecciones indican que este envejecimiento se agudizará, creando un grave problema de relevo generacional y sostenibilidad de los servicios.
  • Servicios y bienestar: En las zonas de baja densidad, prestar servicios públicos como la sanidad, la educación o el transporte es mucho más caro y difícil. Esto genera brechas de acceso a servicios básicos entre el mundo urbano y el rural. Aunque la conectividad digital mejora, la brecha digital sigue siendo una realidad en muchas zonas rurales.
  • Vivienda y dinámicas urbanas: Se produce una doble paradoja. Mientras en las grandes ciudades y destinos turísticos el precio de la vivienda y los alquileres es un grave problema social que obliga a largos desplazamientos diarios para ir a trabajar (conmutación), en las áreas despobladas existe un enorme parque de viviendas vacías y envejecidas, difíciles de rehabilitar.
  • Medioambientales: El crecimiento urbano expansivo y difuso en la costa y en torno a las ciudades consume mucho suelo (land take), fragmenta los hábitats naturales y aumenta el riesgo de inundaciones. Por otro lado, la despoblación en el interior provoca el abandono de tierras agrarias, lo que incrementa el riesgo de grandes incendios forestales, aunque también puede abrir oportunidades para la renaturalización y la recuperación de ecosistemas.

6. Políticas y estrategias de reequilibrio

Para corregir estos profundos desequilibrios, se están aplicando políticas a diferentes escalas, desde la europea hasta la local.

  • A nivel europeo: La Unión Europea, a través de su Política de Cohesión y la Agenda Territorial 2030, promueve un desarrollo más equilibrado y policéntrico, es decir, que no todo se concentre en unas pocas grandes metrópolis, sino que se apoye en una red de ciudades intermedias. Los fondos europeos (FEDER, FSE+) son la principal herramienta financiera para lograrlo, apoyando proyectos de digitalización, movilidad sostenible o mejora de servicios en zonas rurales.
  • A nivel estatal: En España, las dos grandes estrategias son la Agenda Urbana Española, que busca un desarrollo más sostenible y compacto de las ciudades, y la Estrategia Nacional frente al Reto Demográfico, centrada en frenar la despoblación de las zonas rurales. Esta última se concreta en un plan con 130 medidas para mejorar la conectividad, los servicios, atraer talento y ofrecer ventajas fiscales en la España rural. Los fondos de recuperación europeos (Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia) están inyectando mucho dinero en estos objetivos.
  • A nivel autonómico y local: Las comunidades autónomas y los ayuntamientos son los encargados de aplicar muchas de estas políticas sobre el terreno. Desarrollan sus propias estrategias contra la despoblación e impulsan proyectos concretos como el despliegue de fibra óptica, la telemedicina, el transporte a la demanda o la creación de espacios de coworking para atraer a nuevos pobladores.

El objetivo de todas estas políticas es construir un territorio más cohesionado, donde el lugar de nacimiento no determine las oportunidades vitales de una persona.

7. Perspectivas y retos de futuro

Mirando hacia el futuro, la distribución de la población en España se enfrentará a varios retos y tendencias clave.

  • Escenarios demográficos: Las proyecciones del INE indican que la población española crecerá de forma muy moderada en las próximas décadas y seguirá envejeciendo. El crecimiento dependerá casi exclusivamente del saldo migratorio (la diferencia entre inmigrantes y emigrantes). Por tanto, la capacidad de atraer y retener población, tanto nacional como extranjera, será clave para la vitalidad demográfica de los territorios.
  • Cambio climático: Este es un factor cada vez más determinante. Las previsiones científicas (IPCC) alertan de un aumento de olas de calor, sequías e inundaciones, especialmente en el área mediterránea. Esto obligará a repensar dónde y cómo construimos nuestras ciudades y a gestionar de forma mucho más eficiente un recurso tan escaso como el agua.
  • Digitalización y teletrabajo: La extensión de la fibra óptica y el 5G por todo el territorio abre una ventana de oportunidad para que algunas zonas rurales o ciudades intermedias puedan atraer población. La capacidad de teletrabajar podría alcanzar a un tercio de los empleos, pero para que esto se traduzca en un reequilibrio real, estos lugares deben ofrecer no solo buena conexión, sino también vivienda asequible y servicios de calidad.
  • Vivienda y cohesión social: El acceso a una vivienda asequible seguirá siendo uno de los mayores desafíos en las áreas más dinámicas. Regular el impacto del turismo y desarrollar políticas de alquiler social será fundamental para evitar la expulsión de la población residente y mantener la cohesión social.

En definitiva, el futuro mapa de la población española dependerá de cómo seamos capaces de gestionar estos grandes retos, apostando por un modelo más policéntrico basado en redes de ciudades, mejorando la conectividad y los servicios de proximidad en todo el territorio, y adaptando nuestros asentamientos a una nueva realidad climática.

Glosario

Área Urbana Funcional (AUF)

Una ciudad principal y los municipios de su entorno con los que mantiene intensas relaciones socioeconómicas, especialmente por los movimientos de trabajadores que se desplazan diariamente desde su lugar de residencia al de trabajo. Es un concepto que va más allá del simple municipio para delimitar la ciudad "real" y su área de influencia directa. 
Ejemplo: El AUF de Valladolid no solo incluye la ciudad de Valladolid, sino también municipios cercanos como Arroyo de la Encomienda, Laguna de Duero o Zaratán, desde donde miles de personas se desplazan a diario a la capital para trabajar. [Volver al texto]

Brecha digital

La desigualdad que existe en el acceso, uso o conocimiento de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (como internet de alta velocidad) entre diferentes grupos de personas o territorios. Esta brecha puede ser por motivos económicos, geográficos (zonas rurales vs. urbanas) o de edad. 
Ejemplo: Un pueblo de la montaña de Soria puede tener una conexión a internet muy lenta o inexistente (brecha digital geográfica), lo que dificulta a sus habitantes teletrabajar o acceder a servicios en línea, a diferencia de los residentes en el centro de Madrid. [Volver al texto]

Conmutación

Movimiento pendular o diario que realiza la población desde su lugar de residencia a su lugar de trabajo o estudio. Es un fenómeno característico de las grandes áreas metropolitanas, donde mucha gente vive en la periferia y trabaja en la ciudad central. 
Ejemplo: El desplazamiento diario en tren de cercanías o en coche de miles de personas que viven en Guadalajara pero trabajan en Madrid es un claro ejemplo de conmutación. [Volver al texto]

DEGURBA (Degree of Urbanisation)

Una metodología estadística creada por Eurostat para clasificar el territorio en tres categorías: ciudades (zonas densamente pobladas), zonas periurbanas (densidad intermedia) y zonas rurales (baja densidad). Su ventaja es que utiliza una rejilla de celdas de 1 km², lo que permite comparar de forma objetiva y estandarizada todos los territorios de la Unión Europea. [Volver al texto]

Densidad de población

Indicador que mide la relación entre el número de habitantes de un territorio y la superficie de dicho territorio. Se expresa normalmente en habitantes por kilómetro cuadrado (hab/km²). Aunque es un dato básico, puede ser engañoso si no se complementa con otros análisis, ya que no informa sobre la concentración o dispersión de esa población. 
Ejemplo: La provincia de Teruel tiene una densidad muy baja (unos 9 hab/km²), pero la mayor parte de su población se concentra en la capital, Teruel, y en algunos núcleos más grandes, dejando enormes extensiones casi deshabitadas. [Volver al texto] [Volver al texto] [Volver al texto] [Volver al texto]

Éxodo rural

Proceso masivo de emigración de la población desde las zonas rurales (el campo) hacia las zonas urbanas (la ciudad). En España, este fenómeno tuvo su apogeo entre 1950 y 1980, y fue motivado por la búsqueda de empleo en la industria y los servicios, transformando por completo la distribución de la población. 
Ejemplo: Durante las décadas de 1950 y 1960, miles de familias de pueblos de Castilla y León, como los de la comarca de Las Hurdes en Salamanca o la Tierra de Campos, emigraron a Madrid, Barcelona o el País Vasco. [Volver al texto]

Gentrificación

Proceso de transformación de un barrio céntrico y popular que, tras un proceso de rehabilitación de sus edificios y mejora de sus servicios, atrae a nuevos residentes de mayor poder adquisitivo. Esto provoca un aumento del precio de los alquileres y la vivienda, lo que acaba por desplazar a los habitantes originales, más humildes. 
Ejemplo: El barrio de Malasaña en Madrid o el de Ruzafa en Valencia han experimentado intensos procesos de gentrificación, pasando de ser barrios tradicionales a zonas de moda con precios muy elevados. [Volver al texto]

Litoralización

Proceso de concentración de la población y de las actividades económicas en las zonas costeras o litorales. En España es un rasgo estructural de su modelo de ocupación del territorio, especialmente acusado en el arco mediterráneo. 
Ejemplo: La costa de Málaga (Costa del Sol) es un ejemplo paradigmático de litoralización, con una altísima densidad de población y una economía fuertemente ligada al turismo y los servicios, en contraste con el interior de la provincia. [Volver al texto] [Volver al texto]

Policentrismo

Modelo de organización territorial que busca un desarrollo más equilibrado, evitando la concentración excesiva en una única gran metrópoli (modelo centralizado). En su lugar, promueve la creación de una red de ciudades de diferente tamaño (grandes, medianas y pequeñas) que cooperan entre sí y reparten las funciones y la riqueza por todo el territorio. 
Ejemplo: La red de ciudades medias de Castilla y León (Valladolid, Burgos, Salamanca, León...) funciona como un sistema policéntrico a escala regional, donde cada ciudad actúa como un centro de servicios para su entorno. [Volver al texto] [Volver al texto] [Volver al texto]

Saldo migratorio

Es la diferencia entre el número de personas que llegan a un territorio para residir en él (inmigrantes) y el número de personas que se marchan de ese territorio para residir en otro (emigrantes) durante un periodo de tiempo determinado (normalmente un año). Si llegan más personas de las que se van, el saldo es positivo; si se van más de las que se van, es negativo. 
Ejemplo: En los últimos años, comunidades como Madrid o Cataluña han tenido un saldo migratorio exterior (con otros países) positivo, lo que ha sido clave para el crecimiento de su población. [Volver al texto]

Terciarización

Proceso por el cual el sector servicios (sector terciario), que incluye actividades como el comercio, el turismo, la banca, la sanidad o la educación, se convierte en el motor principal de la economía de un país o región, superando en importancia al sector primario (agricultura) y al secundario (industria). 
Ejemplo: La economía de las Islas Baleares está fuertemente terciarizada, ya que depende de manera casi exclusiva del turismo y los servicios asociados a él. [Volver al texto] [Volver al texto]