La presencia de los musulmanes en la Península Ibérica se debió a la confluencia de dos procesos simultáneos: la crisis interna de la monarquía visigoda y el movimiento expansivo del Islam desde el año 634. De esta manera, desaparece el reino visigodo y aparece una nueva realidad político-religiosa: Al-Andalus. En la evolución política de Al-Andalus encontramos estos periodos:
1. Época de primacía y esplendor (ss VIII-X)
1.1. Emirato dependiente del califato omeya de Damasco (711-756)
Al-Andalus era una provincia del califato de Damasco, gobernada por un emir que actuaba como delegado del califa. El problema más relevante fue el enfrentamiento interno entre los bereberes norteafricanos y la minoría árabe que se quedó con las mejores tierras y la mayor parte del botín. En este periodo se marcaron los límites del avance islámico hacia el norte con la batalla de Covadonga que garantizó la independencia del núcleo astur y la victoria de los francos en la batalla de Poitiers que frustró los intentos de expansión más allá de los Pirineos.
1.2. Emirato independiente de Bagdad (756-929)
Fue obra de Abd-al-Rahman I, de la familia de los Omeyas. Se trataba de un miembro de la familia derrotada en el primer fraccionamiento político general del Imperio islámico tras la revolución abasida. Al-Andalus adquirió desde ese momento conciencia de su personalidad política, coincidiendo con la etapa en que se arabizó más decididamente. Durante este periodo se acrecentó el poder del Estado y se consolidó y organizó el territorio. El principal emir fue Abderramán II (822-852), con quién el emirato alcanzó su máximo esplendor. En este periodo Al-Andalus conoció numerosas conmociones internas, debido a las frecuentes luchas entre árabes y bereberes, pero también a las revueltas de los muladíes y de los mozárabes.
1.3. Califato de Córdoba (929-1031)
Representó el máximo apogeo económico, político y cultural a través de las fuertes personalidades de sus dirigentes (Abd-al-Rahman III, Al-Hakam II, Al- Mansur). En el año 929, el emir Abderramán III decidió proclamarse califa, lo que significaba que asumía la más alta dirección, tanto en las cuestiones seculares como en las espirituales, a la vez que rompía definitivamente con Bagdad. Abderramán ordenó la construcción de Medina Azahara, una grandiosa ciudad-palacio situada en las afueras de Córdoba. Al-Hakam fue famoso por su protección a la cultura y a las artes. En las últimas décadas del s. X, el poder estuvo en manos de Almanzor, primer ministro del califa Hixam II. A raíz de la muerte de Almanzor el califato entró en un período de disgregación. En el año 1031, los representantes de las grandes familias cordobesas deciden suprimir el califato. Su lugar será ocupado por una serie de reinos independientes que se conocen con el nombre de reinos de taifas.
2. Disgregación política y pérdidas territoriales (ss. XI-XIII)
2.1. Primeros reinos de taifas (1035-1090)
El nuevo mapa político era el resultado de las profundas divergencias que existían en el seno de la población islámica dirigente y entre las distintas etnias (árabes, bereberes y eslavos). De este modo, el califato de Córdoba se disgregó en unos treinta pequeños estados musulmanes denominados reinos de taifas. Los más importantes estados taifas fueron los de Zaragoza, Tortosa, Valencia, Denia, Almería, Toledo, Badajoz, Sevilla, Granada y Málaga. Las taifas, inferiores militarmente a los cristianos, comienzan a pagar las parias, esto es una tasa para evitar su conquista. A finales del siglo XI, ante la fuerza creciente de los reinos cristianos, los reinos de taifas comprendieron la necesidad de solicitar ayuda exterior.
2.2. Imperio almorávide (1090-1145)
Los almorávides eran bereberes nómadas y saharianos que pretendían volver al islamismo de la época coránica, caracterizado por su intransigencia. Con motivo de la ocupación de Toledo por los cristianos (1085) el rey taifa de Sevilla solicitó la ayuda de los almorávides para enfrentarse con aquéllos. Derrotados los cristianos (Batalla de Sagrajas), el sultán almorávide, inició la conquista de todos los reinos de taifas para unirlos al Imperio almorávide con capital en Marraquex. Sin embargo, los éxitos almorávides duraron poco. Entre otros motivos por el fanatismo religioso que provocó el descontento no sólo de cristianos y judíos, sino incluso de amplios sectores de la población musulmana. Hacia 1145, la descomposición del poder almorávide propició un retorno a la fragmentación política.
2.3. Segundos reinos de taifas (1145-1170)
A partir de 1145 la unidad musulmana se fragmenta: existen reinos independientes en Cádiz, Badajoz, Córdoba, Valencia, etc, que cuenta con el apoyo directo de Alfonso VII (rey de Castilla), interesado en debilitar a los almorávides para reinstaurar el sistema de parias.
2.4. Imperio almohade (1170-1224)
Poco después de la instauración de los segundos reinos de taifas, comenzaban a actuar en la península los almohades. Nuevo grupo ultraortodoxo y rigorista que querían imponer la ley coránica. Sustituyeron a los almorávides en el norte de áfrica y saltaron a Al Andalus para extender sus dominios. Sin embargo, una coalición de reyes cristianos logra vencerlos en las Navas de Tolosa (1212). La derrota fomentó la aparición de nuevos reinos de taifas.
2.5. Reino nazarita de Granada (1224-1492)
En 1238 los reinos de taifas, excepto el de Granada, habían desaparecido. El reino granadino fue creación de Muhammad I hacia 1232. Muhammad, posteriormente se convertirá en vasallo del rey castellano al que pagará un tributo. Muhammad se convirtió en el primer emir de la dinastía nazarita. El reino nazarita de Granada, tuvo durante los dos siglos y medio de su existencia una vida muy azarosa. A las frecuentes disputas internas había que añadir la permanente amenaza castellana sobre sus fronteras. Sólo en la segunda mitad del s. XIV conoció el reino de Granada una prolongada época de paz. El reino nazarita pudo pervivir hasta 1492, en que fue conquistado por los Reyes Católicos.
En suma esta tendencia disgregadora, resultado de una sociedad étnicamente muy dividida, impidió la consolidación de una estructura estatal musulmana unitaria, lo que debilitó política y militarmente a Al-Andalus frente al avance cristiano desde el Norte.
Mapa interactivo
Desliza hacia la derecha el botón de la parte inferior de la imagen para analizar la evolución política de Al-Ándalus