11.10 (139) Especifica los diferentes grupos de oposición política al régimen franquista y comenta su evolución en el tiempo

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Durante el primer Franquismo la oposición al régimen fue bastante escasa debido al poderoso aparato represivo del franquismo, que recurrió a juicios, encarcelamientos y ejecuciones respaldados por todo un aparado legal: Ley de Responsabilidades Políticas (1939), que afectaba a todos los que hubiesen desempeñado algún cargo en la II República, la Ley para la Supresión de la Masonería y el Comunismo (1940), La Ley para la Seguridad del Estado (1941), etc. A pesar de todo, podemos hablar de una resistencia al nuevo régimen que se concretó en:

  • Creación de la Alianza Nacional de Fuerzas Democráticas (1944), que aglutinó a fuerzas republicanas pero que no admitió a comunistas y anarquistas.
  • Los maquis, una guerrilla refugiada en los montes con ideología eminentemente comunista y en menor medida anarquista, capaz de movilizar hasta 4000 hombre armados en el Valle de Arán, y que empezará a decaer a partir de 1952.

Ya a partir de los 50 percibimos algunos síntomas de reconstrucción de una auténtica oposición en el seno de España. Sin embargo, fueron las transformaciones de los años sesenta y la dura represión las que permitieron a la oposición antifranquista vertebrarse y erosionar a la Dictadura. Esta oposición se manifestará a través de:

  • Las protestas obreras, que comenzaron a canalizarse a través de sindicatos no reconocidos por el Régimen. Destaca especialmente Comisiones Obreras. A las reivindicaciones de carácter estrictamente profesional (subidas salariales) incorporaron otras de tipo político como el derecho de huelga o manifestación.
  • La agitación universitaria. La reivindicación explícita de las libertades democráticas fue constante. Las protestas fueron generalizadas entre 1965-69 y llevaron al Gobierno a declarar el Estado de excepción. Además, los estudiantes empezaron a contar con el apoyo de algunos profesores de renombre como Tierno Galván, López Aranguren y García Calvo, expulsados de sus cátedras por oponerse el Régimen.
  • La oposición de un sector de la Iglesia. El tradicional respaldo de la Iglesia Católica al Régimen comenzó a verse amenazado a partir del espíritu modernizador del Concilio Vaticano II. Una parte de la jerarquía eclesiástica española se fue distanciando del régimen, destacando el arzobispo de Madrid, el cardenal Vicente Enrique y Tarancón. Además algunos sacerdotes colaboraron o militaron en los clandestinos partidos y sindicatos como el Partido Comunista y Comisiones Obreras.
  • La oposición política estaba fundamentalmente liderada por el PCE, dirigido por Santiago Carrillo. Durante estas fechas la estrategia del PCE era favorecer el “eurocomunismo”, movimiento revisionista del comunismo occidental que se oponía a las directrices soviéticas. Mientras el papel del PSOE fue mucho más determinante en la transición que en la oposición al Franquismo. Sí podemos destacar su renovación a partir del Congreso de Suresnes (1974), que llevó a Felipe González a la dirección del mismo. Por último cabría mencionar la reivindicación de la democracia realizada en Munich por diversos miembros de la oposición al hilo de la solicitud de ingreso de España en la CEE. La prensa franquista calificó el encuentro de dichos opositores como “contubernio o conspiración de Munich”. Asistiremos además a la progresiva revitalización de los partidos nacionalistas históricos, como el PNV y ERC, el surgimiento de nuevos partidos de extrema izquierda que canalizaron el descontento de la juventud más radical como el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP) y una amalgama de formaciones minoritarias de signo moderado entre las que destacarán los democristianos de la Izquierda Democrática liderada por Ruiz Giménez.
  • El terrorismo político, fundamentalmente de ETA, movimiento revolucionario nacido en 1959 por jóvenes nacionalistas vascos descontentos con la pasividad del PNV. Cometió su primer atentado en 1968 y su carácter revolucionario perdió este rasgo cuando sus matanzas siguen golpeando España también en Democracia. Ya en 1975 surgirán otras organizaciones terroristas de extrema izquierda como el FRAP y los GRAPO.

Por su parte el Régimen no permanecerá impasible a dichos movimientos opositores y prueba de ello fueron la multitud de sentencias represivas decretadas por el Tribunal de Orden Público creado en 1963. Entre las más llamativas destacaron el proceso de Burgos instruido contra ETA (1970), la ejecución del anarquista Salvador Puig Antich (1974) y las cinco ejecuciones de acusados de terrorismo en septiembre de 1975. A pesar de esta represión la oposición al franquismo siguió creciendo progresivamente.