6.12 (77) Identifica los grandes conflictos del Sexenio y explica sus consecuencias políticas

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El descrédito del régimen de Isabel II alcanzó su clímax en 1866, con una aguda crisis económica y política a la vez, que acentuó el descontento social y abrió el camino a la revolución de 1868. En 1866, progresistas y demócratas firmaron el Pacto de Ostende, por el que decidieron aunar sus esfuerzos para derrocar a la reina y establecer un nuevo sistema político. Al año siguiente se añadió a este bloque la Unión Liberal. Isabel II y el Partido Moderado estaban políticamente aislados, sin más apoyo que el que se ofrecían mutuamente.

A mediados de septiembre de 1868, la escuadra al mando del Almirante Topete se pronuncia en Cádiz apoyado por los generales Prim (progresista) y Serrano (de la Unión Liberal). La reina Isabel II huye a Francia.

El sexenio se desarrolla políticamente en cuatro periodos:

1. Gobierno provisional (1869-1870)

Durante esta primera fase, el poder político es ejercido principalmente por la Junta Revolucionaria de Madrid, y ella será la que confiera al general Serrano (jefe de la Unión Liberal) el encargo de constituir un Gobierno provisional. El Gobierno de Serrano convoca, a través del sufragio universal, elecciones para formar las Cortes Constituyentes que deben redactar una nueva Constitución. Aprobada esta Serrano se convierte en Regente.

2. Monarquía Constitucional (1870-1873)

En los debates constitucionales surgen dos tendencias: la monárquica apoyada por el gobierno (progresistas, unionistas y el sector más moderado de los demócratas), y la republicana defendida por las Juntas y los republicanos escindidos del Partido Demócrata. De las dos tendencias anteriores triunfa la monárquica. La Constitución de 1869 establece la monarquía democrática como forma de Estado. Estas cortes redactarán la Constitución de 1869, en la que se proclama solemnemente la soberanía nacional.

El nuevo trono recae en Amadeo I de Saboya, hijo de Víctor Manuel, rey de Italia. El rasgo más característico del breve reinado de Amadeo de Saboya fue la permanente inestabilidad social y política dados los graves problemas que surgieron desde su comienzo:

  • El asesinato del general Prim, principal valedor del Rey y su más firma apoyo.
  • El escaso apoyo de los partidos políticos donde además de la oposición natural (carlistas, republicanos) existía una fuerte división interna en la coalición monárquico-democrática (Unión Liberal, progresistas y demócratas), que se dividió en varios grupúsculos.
  • La agitación social estrechamente ligada al desarrollo del movimiento obrero.

Por todos estos motivos Amadeo abdicó de la Corona y abandonó España. El Congreso y el Senado, reunidos en Asamblea Nacional, proclamarán la república como forma de gobierno.

3. La Primera República española (1873-1874)

La República tampoco consiguió estabilizar el sistema, ya que a los problemas heredados se añadió el conflicto dentro de las filas republicanas entre unitarios (centralistas) y federalistas. Así en menos de un año se sucedieron cuatro presidentes. Al poco tiempo de ocupar la presidencia de la República Figueras fue sustituido por Pi y Margall proclamándose la República Federal. Las Cortes elaboraron una nueva Constitución. Sin embargo, esta no llegó a aprobarse, porque en julio de 1873 estalló una violenta insurrección. En pocos días numerosas poblaciones se constituyeron en república o cantón (movimiento cantonalista). Debido a la violencia de la insurrección Pi y Margall fue sustituido por Nicolás Salmerón (unitario y centralista). Salmerón envió al ejército para sofocar el movimiento cantonalista, de esta forma la República inicia un viraje hacia posiciones más conservadoras. Salmerón fue sustituido por otro unitario, Castelar. Este representaba el triunfo de la República conservadora. Poco después se produce el golpe de Estado de Pavía. Castelar se negó a mantenerse en el poder respaldado por un pronunciamiento y dimitió: la República había muerto.

4. Dictadura del General Serrano (1874)

La denominación de República se mantuvo aun durante todo el año 1874 presidido por el general Serrano. Fue una etapa de transición que sancionaba el fracaso del proyecto democrático de la República.

El sexenio democrático, entre 1868 y 1874, supuso, por su parte, el intento de los sectores más progresistas de la burguesía por avanzar hacia un régimen parlamentario democrático moderno. Desde un ángulo histórico, hay que valorar sus anticipos: creencia en la igualdad de todos los hombres y en el valor de cada vida humana, pacifismo, etc. En resumen podemos concluir, el sexenio no acertó a edificar un Estado, porque las estructuras socioeconómicas del país no consentían a la larga otra forma de Estado que el moderado; este desfase entre utopía política y realidad socioeconómica establecida basta a explicar la extrema inestabilidad política del Sexenio.